Friday, October 10, 2008

En honor a la Real Academia Española de la Lengua

Confieso que me encanta el Español. Me gusta el sonido que tiene y el colorido que se puede lograr con las palabras. El Español es como una plastilina que se acomoda fácilmente a cualquier cosa que estemos escribiendo: una carta de amor, un asunto de negocios, un post rápido en Internet, un cuento intrascendente.

Pero quizás lo que más me gusta del Español es su facilidad de uso. En Español sólo hay que conocer las reglas de acentuación para saber cómo suena la palabra. En Español, las mismas letras siempre producen los mismos sonidos. En Español, los acuerdos de género o de número son fáciles de percibir porque el femenino y masculino o el singular y plural son generalmente identificables por la última letra, que se pronuncia siempre. La única dificultad evidente del Español es la de distinguir las “s” de las “c” y de las “z”, o las “g” de las “j”. Esa dificultad la tenemos únicamente los latinoamericanos, porque si tuviésemos que tomar dictado de un español de España, podríamos sin problemas distinguir los sonidos de cada una de las consonantes.

Finalmente,el Español es un útil magnífico de comunicación que nos legaron unos antepasados conquistadores y aventureros.

Hubiese podido no ser así.

El Español habría podido convertirse en un lenguaje complejo, dominado únicamente por una élite educada a la antigua. Es un poco el caso del Francés de hoy en día que aún conserva intactas las excepciones, la ortografía, los sonidos variantes con las mismas letras y los acuerdos complejos que tenía hace cuatroscientos años.

Como resultado, el Francés escrito se aleja cada vez más de la manera como la gente habla. La lengua escrita es cada vez menos utilizada y la lengua hablada va perdiendo todas las complejidades y con éllo mucha de la riqueza. Por ejemplo, ningún francófono utiliza el pasado simple, el subjuntivo pasado o el condicional pasado en su lenguaje oral corriente, mientras que los hispanos utilizamos, casi sin darnos cuenta, todos esos tiempos de verbo.

¿A quién le debemos el tener hoy en día una lengua útil, viva y próxima en lo escrito y en lo oral? No soy historiadora de la lengua, pero, por lo que se, el gran regalo de esa idioma moderno, fácil de utilizar y a la vez rico que une a cientos de millones de personas en el planeta, es debido, en gran parte, a los esfuerzos de la Real Academia Española de la Lengua.

La Real Academia se ha dedicado, durante siglos, a limpiar el Español de incongruencias y arcaísmos y a hacerlo cada vez más accesible y cercano a la manera de hablar de cualquier hispano. De hecho, yo misma he sido testigo de reglas de ortografía y acentos que han cambiado desde que aprendí en la escuela primaria los rudimentos del Español. Como resultado, el Español de cualquier hispanohablante es un idioma que todos entendemos y podemos escribir, independientemente de cuál sea nuestro acento o nuestro origen.

El Español es también un idioma al que todos podemos acceder, en línea, gracias al diccionario de la Real Academia de la Lengua, lo cual permite a millones de hispanos el tener vigente el primer nexo que todos tenemos con nuestra cultura.

Como muestra un botón.

Cuando, en mi casa de hijos francófonos, tenemos, en Español, discusiones y dudas sobre un término, mi hijo indica sin titubeos:

“Real Academia....”

Y, acto seguido, busca el portable para acceder al diccionario en línea que se encuentra sobre Internet. La Real Academia es, para él, la palabra mágica que indicará si su Español de segunda mano es acertado o si ha inventado un nuevo galicismo.

En estos días quise hacer lo mismo con una duda que tenía en Francés, confiante en que la Academia de la Lengua Francesa tendría un diccionario en línea como el de la RAES.

Pues si y no.

Si hay un diccionario. No es totalmente útil.

Aunque Ud no lo crea, la Academia de la Lengua Francesa tiene su diccionario en línea pero sólo hasta la palabra “mappemonde”. Es decir que si Ud busca la palabra “sortie”, no la consigue en el diccionario. La página web, explicita que existen fascículos del diccionario para las palabras desde “maquereau” a “piécette”....Es decir, que ni siquiera fuera de línea el francófilo confiado de su Academia de la Lengua es capaz de encontrar el significado de la palabra “sortie”.

Fue después de esa constatación que me dispuse a escribir este post. El cual termino con un muy sentido

Qué viva la Real Academia Española de la Lengua!

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