Monday, June 14, 2010

Vas preso!

A nadie le queda duda que lo que hay en Venezuela es un régimen que se está desmoronando aceleradamente. Un claro ejemplo es la cantidad de presos de diferente tipo que hemos tenido últimamente: políticos, militares, policías, enfermeras, periodistas, banqueros, corredores de bolsa y hasta jueces.

Ahora bien, a diferencia de los clásicos regímenes que apresan a enemigos y opositores a escondidas, éste lo hace de manera abierta, a la luz pública y, muchas veces, anunciado en cadena nacional. Chávez pide cárcel para alguien desde su Aló Presidente o una de sus múltiples cadenas, e inmediatamente, la Fiscalía, los tribunales, el ejército y la Policía se ponen en marcha para apresar o intimidar. Una que otra vez la detención es totalmente ilegal pero muchas veces hay una ley que apoya la intervención del Ministerio Público en su tarea de agente persecutorio. Digamos que lo claramente ilícito es la interpretación perversa y manipulada que da la Fiscalía, que sea el mismo Presidente quien lo ordene, que se haga a dedo dependiendo del capricho del momento, que haya discriminación por los mismos delitos y que luego no se respeten ni lapsos ni procedimientos ordinarios para asegurarse que quien es contrario al régimen y queda tras las rejas permanezca allí el mayor tiempo posible.

El modus operandi es tal que en Venezuela no hace falta un ente represivo como la Seguridad Nacional para apresar e intimidar sino que la misma ley Venezolana es un magnífico instrumento de represión cuando cae en manos de un régimen como es el chavista. Además, una vez preso, es extremadamente fácil seguirlo estando, dado, independientemente de política y de corrupción, del gran poder de los jueces y de la enorme burocracia judicial.

Quitarle la libertad a alguien debería ser un acto extremo que se aplique para preservar la seguridad de la sociedad o para castigar crímenes muy graves: asesinato, abuso de menores, violaciones, robo a mano armada. Sin embargo, las leyes Venezolanas son tales que alguien alguna vez decretó legalmente que se podía pasar la noche en la cárcel por haber pasado con luz roja; que se puede pagar con pena de varios meses por injuria y se puede amenzar a alguien con treinta años de cárcel por haber filmado un reportaje contrario a los intereses de la nación. En estos últimos once años, además, Chávez ha perfeccionado la emanación de leyes que coharten la libertad del individuo.Hoy en día, por ejemplo, existen nuevos delitos, como son los relativos a faltas profesionales, que hacen de cada funcionario público un criminal en potencia. Y ni hablemos de las detenciones preventivas, que han existido siempre, pero que ahora se aplican por toda suerte de acusaciones que violan, en toda legalidad, la presunción de inocencia y abren la puerta a monumentales abusos de poder.


Paradójicamente la sociedad libre venezolana en vez de protestar por las leyes que permiten tales abusos pide más bien que se apliquen con más rigor, que se aprese más o se aprese mejor, independientemente del bando en el que se esté. Los chavistas desean que este o aquel personaje identificado como rico y opositor sea apresado por confabulador, golpista o acaparador mientras que los opositores quieren que se apresen miembros del gobierno por negligencia o porque se corre la voz de que son grandes corruptos. Por ningún lado existe la presunción de inocencia ya que la opinión pública busca desesperadamente un chivo expiatorio por el rápido descalabro del país. Pero incluso en casos de culpabilidad comprobada, el sentimiento que existe es que cualquier culpa amerita cárcel y, además por mucho tiempo. Irónicamente, nadie pide privativa de libertad para el Presidente, quien, por el contrario, en esa cacofonía de voces sedientas de apresameniento, utiliza las leyes a su antojo para amedrentar, castigar o intimidar decidiendo cómo, a quién, en qué momento y por cuanto tiempo se apresa a uno u otro.

En estos momentos el efecto de las leyes manipuladas y del clima de linchamiento judicial que se vive en Venezuela menoscaba claramente los derecho humanos de aquellos que se ven afectados por la persecución y la ira presidencial. Sin embargo, hay un efecto político muy grave que muchos pasan por alto: se trata del daño que se le hace a la transparencia como fundamento de la fibra democrática del país.


En efecto, democracia implica transparencia ya que un estado democrático debe tener mecanismos de rendición de cuentas y auto-evaluación. Pues bien, apresar a alguien puede llevar, justamente, a no tener que rendir cuentas. Las leyes Venezolanas actuales permiten, de hecho, que se aprese sin que haya necesariamente una investigación pública prealable, lo cual conlleva a que se pueda apagar el clamor de la opinión popular sin que la misma tenga en manos todos los elementos de juicio. Es un proceso exactamente contrario al que se tiene en las sociedades verdaderamente democráticas en las que la cárcel es rara y es sólo posible después que procesos amplios y abiertos dieron como resultado que se cometió un grave delito.

En manos de tiranos como Chávez, ese tipo de procedimientos de aprese primero y averigue después es sumamente peligroso porque puede dar lugar a meter en la cárcel a chivos expiatorios, sin que se llegue a averiguar nunca la verdad.

En conclusión, con Chávez o sin él, no basta con que la nueva Asamblea Nacional evite la manipulación de las leyes y su aplicación represiva, sino que debe hacer una revisión profunda de las leyes penales del país para evitar que puedan ser usadas como armas legales contra las libertades fundamentales de los venezolanos, cualquiera que sea su condición, formación o convicción política.

PD. Me enviaron por correo el link a este video que yo creo que refleja perfectamente lo que se expresa en el post.



1 comment:

Roberto N said...

Bruni, se te olvido mencionar que muchos criminales que roban, matan y secuestran salen libres en menos de 8 dias.

Algo asi como un 90% de los homicidios en Venezuela no terminan con el culpable pagando carcel.

Basta con que seas opositor, y ahi si, si vas preso!