Friday, May 12, 2006

¿…Y quién diablos es Patrick Roy? (1993)



A todos aquellos que aún desconozcan quién es Patrick Roy.

Cada día de invierno, o de primavera, David, mi hijo de seis años, perdón, de casi seis años y medio, se abalanza, al despertar, a la puerta de la casa. Va a buscar el periódico. No se trata, como en mis domingos caraqueños, de ser el primero en apoderarse de las comiquitas para enterarse antes que el resto de la familia qué pasó con El Fantasma o con la ahijadita de Mandrake. Sino más bien se trata de ver en la primera página del diario a cuánto quedaron los gloriosos Canadiens de Montreal contra quien quiera tuvo el mal gusto de enfrentárseles.

"¡Ah! ¡Perrdierron!, eso erra que estaban cansados. ¿Porrqué los Canadiens no juegan siempre en Montreal, mamá, porrqué tienen que irrse a Boston..? Claro que los Bruins les ganan, porrque están menos cansados porr el viaje en avión..", me dice David con su acento musiu.

Yo respondo:

“No sería justo David, que todos los equipos vinieran a Montreal para jugar con los Canadiens, ¿No te parece?. Además, a veces los Canadiens van a Boston y ganan de todas maneras”


Entonces David me da otra razón:

"Ah, lo que pasa es que Patrick Roy no jugó, mamá"


"¿Patrick Roy? ...y ¿Quién es Patrick Roy, David?"

"¿Patrick Roy?" intervendría mi esposo, que seguía desde lejos la conversación, "Bruni, ¿De verdad tu no sabes quién es Patrick Roy?".

Me di cuenta de que Patrick Roy debía ser muy importante, ya que mi esposo, que como buen criollo sabe sobre todo de baseball, soccer y un poco de basket, estaba sin embargo muy al tanto de este personaje del hockey.

Cuando yo pensaba que el coro de asombro pararía allí, mi hija Laura, de tres años, se unió al resto de la familia:

"¿Patik Doy? ¿Mamá? Mi mi sabe huar como Patik Doy, mida...."

Y se dispuso a agarrar uno de los omnipresentes bastones de hockey que típicamente adornaban la sala de mi casa.

Tuve que parar la discusión antes de que entre Laura y David me dieran muestras en vivo de cómo jugaría Patrick Roy en la pequeña sala de mi apartamento y terminaran de destruir las pocas cosas que me quedan.

"Mamá, lo que pasa es que tu no sabes nada de deporrrtes, por eso es que ni siquierrra sabes quién es Patrick Roy..."

"¿De deportes? ¿Yo? Si soy una experta, David..." fanfarronié, mientras recordaba cómo me quedaba siempre varada ante las preguntas anaranjadas del Trivial Pursuit. Agregué:

"¡Ja!, yo me hago la que no se, pero en realidad se mas cosas que tu sobre Patrick Roy"


Al dia siguiente me propuse averiguar quién era exactamente Patrick Roy y aprenderme una que otra estadística, como las de baseball, para impresionar a mi hijo. Así que, en el receso de una reunión de trabajo, llamé a parte a mi buen amigo Michel y le pedí que de una vez por todas me dijera quién era Patrick Roy.

"¿Patrick Roy?" gritó Michel a pleno pulmón, y casi se sale de un brinco de la silla. Y al rato, la oficina entera se había ya enterado que yo no sabía quién era Patrick Roy.

Derrotada llegué a la casa, donde mi esposo, riendo, apostó que hasta mi abuela Faride debia saber quién era Patrick Roy. La casualidad quiso que tuviera que llamar a Caracas y que me respondiera el acento oriental de mi abuela.

"Hola abuela, ¿Cómo estás?"

"Hola mi amor, aquí igual que siempre.., ya te paso a ..."

"No abuela, no me la pases todavía, por aquí te mandan a decir que me expliques de una vez por todas quién es Patrick Roy...que tu y que sabes"

Nunca pensé que mi abuela se tomaría en serio la pregunta. Sin embargo, pudo mas la curiosidad o el instinto histriónico de mi abuela.

"...Patrick Roy... ay, mi amor es que ya esta pobrecita ya no tiene memoria...dime, santica ¿Es de los Roy de Rio Caribe?"

"De Rio Caribe?" respondí desconcertada y agregué:

"No abuela, no creo.." de alguna manera, mi abuela se las arregla siempre para citar a alguien de Río Caribe. Yo, que nunca he estado en Río Caribe, me imagino que se debe tratar de una gran metrópolis de seres prolíficos, quienes, en unión con los de Carúpano, Cumaná y Barquisimeto, fueron poblando la casi totalidad de Venezuela.

"Ah, si no es de Río Caribe, debe ser de Carúpano, a lo mejor es familia de Chichita Moore..." Ya yo me imaginaba que la llamada tomaría mi presupuesto mensual de minutos a Venezuela, si habia alguna Moore en la historia, habría también alguna Alcalá...En efecto, la conversación siguió:

"Tu sabes Brunildita que las Moore vivían enfrente de las Alcalá. Por fin, Chichita se peleó con Liliana Alcalá, si, la misma que después quería ser candidata a reina del carnaval de Carúpano ...y claro que no le dieron permiso, ¡Si tenia que desfilar en traje de baño!...pero bueno, Chichita se peleó con Liliana porque prendieron el radio el dia del velorio de Felipe Moore, el tío...dime tu, qué falta de respeto.. Chichita nunca se lo perdonó, nunca mas se hablaron...¿Patrick Roy, me dijiste, mijita?"

"Si abuela, Patrick Roy"


"..¡Ah! ¡Ya se! Ese es nieto del musiú Roy, pero como te dije, la cosa no es de Rio Caribe sino de Carúpano...el musiú llegó de Rio Caribe a Carúpano, se casó con Alicia Moore, se hizo rico y luego la dejó. Despues se regresó a su pais...el nombre del musiú era Patrick ..Patrick Roy ...Si fíjate que los Roy de Rio Caribe son los descenientes de Ferdinand, el hermano, que si se quedó en Venezuela..Ferdinand se casó con.."


"Gracias por la información, abuela" le dije antes de que me explicara la otra rama genealógica.

"De nada mijita, que Dios te bendiga, ya te paso a..."

Al finalizar la conversación telefónica, le conté entonces a David que Alicia Moore de Carúpano se casó con un musiú aventurero de Río Caribe. Que el musiú Patrick se haría riquísimo y que abandonaría a Alicia y se regresaría a su tierra y que el famoso Patrick Roy que todos conocemos podría haber sido el hijo del hijo de aquel Patrick Roy.

David, quien no ha crecido con las historias mágicas de mi abuela, me miró fijamente con ojos de escéptico y luego me preguntó:

"Muy bien mamá, perrro porr fin ¿Sabes o no sabes quién es Patrick Roy?"

"No se", tuve que confesar con gran pesar.

"¡Ja! ¡Ja! Te lo dije papá, ¡Mamá no sabe!".

Y fue así como seguí siendo una ignorante completa ante los ojos de mi familia.


Un día, de regreso de un viaje de trabajo, tuve la suerte de que mi avión se retrasara. Estaban llegando al aeropuerto de Montreal dos vuelos: el mío y otro en el que venían un grupo de hombres grandes, fuertes, buenos mozos y bien vestidos. La gente, instintivamente los dejó pasar con admiración. De la muchedumbre a la espera de que activaran el carrousel de maletas se oían exclamaciones como:

“¡The habs! ... ¡Les canadiens de Montréal!”

Y en medio de ese grupo de magníficos ejemplares masculinos había un semidiós rubio, alto, elegantemente ataviado de un abrigo de lana verde oliva, de pelo ligeramente largo, grandes ojos azules y barba a medio hacer que caminaba seriamente entre los griticos de admiración de los presentes que coreaban:

“¡Patrick Roy! ¡Patrick Roy!”

En eso, un señor mayor parado al lado mío, le indicó a un niño pequeño que debía ser su nieto:

“Mira, Daniel, ese es Patrick Roy, el mejor portero de la Liga Nacional”

Quizás me quedé varada al oir el nombre y la explicación porque sorprendentemente el semidiós se tropezó conmigo y me pidió excusas brevemente.

Ese fue el momento culminante del viaje que hice. No recuerdo el sitio al que fui, la conferencia que di, ni los contactos que profesionales que establecí...pero si recuerdo que por fin pude saber quién diablos era Patrick Roy.

De regreso a casa, mis credenciales deportistas subieron aceleradamente. No sólo sabía quién era el personaje, sino que me había literalmente tropezado con el, justo después del glorioso viaje en el que su equipo había blanqueado a los Islanders de New York…

La gloria de los Canadiens de Montreal y de Patrick Roy recaía sorpresivamente sobre mi. Nunca más sería el hazmerreír de la oficina, ni la madre ignorante que no sabe nada de deportes, sino todo lo contrario. En efecto, al llegar a casa, mis hijos me hicieron repetir una y otra vez la historia, pidiéndome cada vez más y más detalles. Tuve que explicar cómo era que Patrick Roy se había tropezado conmigo, qué me había dicho exactamente, cómo estaba vestido, si tenía o no tenía el saco de hockey en la espalda, cuál fue el tono de voz de que usó cuando me dijo “Pardon”…

Fue así como David y Laura contaron al día siguiente, en sus escuelas y guarderías respectivas, que su mamá sabía mucho de hockey y que de hecho había incluso viajado con Patrick Roy.


Apostilla

2 comments:

jeff house said...

Muy comico!

gro said...

Wonderful story!! Makes me think back with fondness of the charms of the pre-google era.