Saturday, April 16, 2005

Los strudels de W. 7/12/91




El "Mardi dessert" (postre del Martes), es una verdadera tortura
instaurada en mi oficina. Cada quien tiene que hacer un postre cada Martes, suficientemente grande como para saciar el hambre y deleitar las papilas gustativas de 25 voraces participantes. Todo está muy bien mientras una no sea la victima de tal voracidad, pero cuando le toca a una, la tortura comienza. Durante varias semanas fui acorralada por las secretarias mal encaradas " se te olvidó el postre" o los estudiantes que normalmente me deberían respeto y terminaban acosándome con emails, papeles en la cartelera y memoranda en las puertas.

Por fin, para eliminar mi fama de embarcadora, prometí que les haría un postre "inolvidable". Todos se esperaban un postre venezolano. Pero yo, como que siempre he considerado que los postres venezolanos fueron diseñados para darle trabajo extra a los esclavos, en la época de la colonia, pensaba en algo mas fácil que un bienmesabe y que fuera al mismo tiempo "¡Wow!" (como dice mi hija Laura: "¡Es wow!"). Porque la verdad es que cualquier receta "es wow" venezolana que encontraba comenzaba con "quítele la pielcita a las 24 yemas de huevo..."

En mi última visita a la calle St. Laurent, justo antes de pagar, un delicioso strudel se presentó ante mis ojos. "¡Un strudel!" me dije, y, al llegar a casa, acudí al espíritu teutón mi amigo W. para que me enviara una "verdadera receta alemana de strudel". W. me la mandó rápidamente, con título alemán y todo ("apfelstrudel" para los interesados) y, a parte algunas complejidades en el manejo de la masa estilo "enrolle la masa de 1/16 de pulgada de espesor alrededor del puño y trabaje de adentro hacia fuera sin que se le rompa", la receta era "wow" y no parecía tan complicada si uno seguía las instrucciones con precisión.

La receta, probablemente por exageraciones teutónicas, era, efectivamente, precisa. ¿Mantequilla? exactamente 1/8 de libra de mantequilla. ¿Pizca de sal? ¡No! 1/8 de cucharadita de sal. Las manzanas deben ser cortadas en sentido longitudinal en tiras de 1/16 de pulgada, y el todo debe ser horneado en escalafón: 10 minutos a 475 grados, 15 a 400 grados y 7 minutos a 300 grados. A cada rato el recetador hacia énfasis: "¡measurements and precision are extremely important!"

Pero, les adelanto, tan preciso no era...

En un pueblito llamado "Henryville", en la carretera que lleva a Vermont, decidí pararme a comprar las manzanas. La dueña de la granja salió de la casa limpiándose las manos en el delantal, precedida por un enorme perro. Hablaba un francés cerrado de granjera y me saludó como nueva clienta. Le pedí manzanas para un "strudel".

"¿Un qué?"

"Un strudel"

" ...¿Y qué es eso?"

" Un 'strudel' es un dulce alemán..."

Ella se me quedó mirando con perplejidad. Como que tengo cara de extranjera pues se esperaba algo raro, pero ..¿Alemán? Sin embargo, siguió preguntando sin que su cara la traicionara:

"..¿Y qué tipo de manzana lleva? ¿Empire, McIntosh, Lobo, Delicious, Granny, Spartan...?"

"Hmmm, no sé, cualquier tipo esta bien"

¡Oh error! Había sugerido a un catador que cualquier vino va
con cualquier cosa, a un artista que cualquier cuadro da lo
mismo, a un compositor que cualquier música .... En fin, la granjera me lanzó una mirada reprobadora, pero luego, con aire resignado, decidió darse a la tarea de investigar el tipo de manzana que necesitaría el exótico dulce. Fue asi como continuó el interrogatorio:

"¿Las manzanas deben deshacerse o quedar enteras?"

"....hmm,...deshacerse..."

"¿Se come frío o caliente..?"

"...frío,...no, también caliente.."

"¿Tiene un sabor ácido o dulce?"

"..¿Ácido o dulce?.."

...yo ya estaba pensando que los alemanes, después de todo,
no son suficientemente precisos en sus recetas de strudel.
¿Puede acaso una quejarse a la Comunidad Europea? Hoy, los apfelstrudels, mañana serán los Mercedes, los BMW y las borras especiales de creyones indelebles para acetatos (esas con nombre impronunciable y cabecita de soldado romano).

Tales eran mis pensamientos mientras la señora seguía preguntando y yo respondiendo a pegar, como el que presenta un examen oral sin estar bien preparado.. Por fin tengo una idea, se me ocurre utilizar un símil:

"El estrúdel es como un pastel de manzanas... pero enrollado."

"¡Ah! ¡Tarte aux pommes!", los ojos de la señora brillaron de reconocimiento y los míos de alivio, ya que empezaba a hacer frío. Pero el interrogatorio siguió:

"Y, ¿Cómo es Su receta de tarte aux pommes? ¿Con las manzanas deshechas o enteras,... dulces o ácidas...?"

....

Por fin, varios kilómetros, cinco dólares y diez kilos de manzanas mas tarde, David y Laura, ayudados por mi esposo, se daban a la tarea de vaciar rápidamente el recipiente de manzanitas que yo acababa de pelar y picar…

Pero no se preocupen, la historia termina bien. Los ocho deliciosos strudels, horneados en escalera y todo, tuvieron gran éxito entre mis amigos. Por otro lado, no se inquieten, W ya ha sido debidamente prevenido que debe ser más preciso con sus recetas. El problema con los Musiues de ahora es que ya ni en ellos puede uno confiar en materia de exactitud; los rencauchados pierden sus propiedades de origen y no vuelven a ser nunca más como antes.

Apostilla.-La receta.

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