Existen tres premisas que han sido utilizadas por el CNE para justificar, contra viento y marea, la aprobación y adquisición suplementaria de máquinas captahuellas.
La primera es que el sistema garantiza el principio de “Un elector, Un voto”. La segunda es que los electores deben confiar en el sistema porque no atenta contra el secreto del voto. La tercera, que leí recientemente, es que el sistema servirá para crear una base de datos de venezolanos que podrá ser utilizada en políticas públicas.
Estudiemos cada una de esas premisas.
Comencemos por la primera. En mi análisis anterior sobre las captahuellas vimos como, a pesar de lo que dice el CNE, tales máquinas no garantizan el principio de “un elector, un voto”, ya que por su naturaleza misma, el sistema presenta una serie de errores que no son para nada insignificantes, en particular en los casos en que los sistemas funcionen con bases de huellas digitales de baja calidad (ver mi post aquí), lo cual, según la auditoría de CAPEL, parece ser el caso.
En lo referente a que el sistema pueda o no pueda detectar el voto de cada elector, todo depende de los aspectos técnicos y logísticos de las máquinas captahuellas, de las máquinas de votación y del sistema de votación. Habría que estudiar, por ejemplo, las normas de seguridad, los algoritmos de scrambling, los logs de las captahuellas y las máquinas así como la logística misma del voto: organización de colas, flujo de votantes, etc.
Ahora bien, independientemente de que el sistema pueda o no pueda guardar la secuencia de los votantes y así determinar el voto, lo que si sabemos es que el sistema primero genera desconfianza en los votantes y, segundo, es un sistema centralizado del cual se puede obtener la información en tiempo real de quién a votado y dónde. Esta característica puede ser utilizada contra la libertad de votar o no votar que tienen los Venezolanos. Igualmente, el árbitro, que en este caso es un muy parcializado CNE, podría tomar medidas al respecto en tiempo real, lo cual mina aún más la confianza que los individuos tienen en el sistema.
La tercera premisa fue enarbolada por el Rector Yépez como razón suplementaria para justificar la cuestionable aprobación del sistema de captahuellas. Textualmente, el rector declaró lo siguiente:
“El instrumento permite ampliar el almacenamiento de datos dactilográficos de los ciudadanos y ciudadanas con derecho a votar y que se encuentran inscritos en el RE; además, permite al Estado venezolano contar con una base de datos para las políticas de planificación educativa, social, política y económica”.
Me quedé muy sorprendida al leer tal declaración. ¿Qué tiene que ver la creación de una base de huellas dactilares con las políticas de planificación educativa, social y económica del país? ¿Qué información se podría extraer de tales huellas para facilitar la implantación de tales políticas? La única explicación que se me ocurre no es nada risueña, ya que indicaría que el Estado esté previendo un seguimiento de sus ciudadanos basado en las huellas dactilares para permitirles el acceso a la educación, la salud u otro tipo de beneficios.
La declaración del Rector Yépez puede llevar a pensar que la manera adecuada de obtener un archivo de huellas de venezolanos para poder poner en marcha las “políticas de planificación” basadas en las huellas es a través de captahuellas electorales. Esta premisa es cuestionable.
Cualquiera que haya vivido en Venezuela sabe que desde pequeños los Venezolanos y los extrangerons residentes debemos sacarnos la cédula, lo cual implica que tendremos que dejar nuestras huellas dactilares en unos archivos de papel guardados por ONIDEX. Es así como ONIDEX posee los archivos de huellas no sólo de aquellos ciudadanos que votan, sino de todos aquellos que habiten legalmente en Venezuela. De hecho, el archivo de ONIDEX fue utilizado como base comparativa en la auditoría de CAPEL pedida por el mismo CNE.
La auditoría que se hizo fue justamente la de la base de huellas llamada AFIS-CNE, localizada en la Universidad Bolivariana, que contiene las huellas de alrededor 7 millones de votantes captadas desde el 2004 en elecciones y referendo. Es esa, la base de datos a la que se refiere el rector Yépez.
Veamos de qué se trata.
Según entendí del informe de CAPEL, en el momento en que las captahuellas fueron implantadas para el Revocatorio, no existía un archivo digital de todas las huellas de ONIDEX. Es por eso que, tal como lo describí en un post anterior, cuando Pedro Perez se presenta a votar, la verificación de si se trata de Pedro Pérez no se hace con su huella, sino únicamente con su cédula.
Una vez que Pedro Perez es identificado con su cédula, la huella de Pedro Pérez es “capturada” por el sistema captahuellas y comparada con la de todos aquellos que votaron antes que el. Igualmente, desde ese momento, la huella de Pedro Perez pasará al archivo llamado AFIS-CNE.
Cabe entonces hacerse las siguientes preguntas. Antes que nada ¿Porqué hay dos archivos? y ¿Cómo va a lidear el Estado Venezolano con la creación de este nuevo archivo paralelo al de ONIDEX? En segundo lugar ¿Porqué se utilizará el archivo AFIS-CNE como archivo de base para el Estado y para comparar todas las huellas de las elecciones venideras? De hecho, las huellas del archivo AFIS-CNE son “capturadas” en tiempo real en elecciones y referendos. Necesariamente, ese tipo de captura rápida debe ser menos precisa que la que se realiza con tiempo en las oficinas de identificación y extranjería. En segundo lugar, en los archivos de ONIDEX ya están las huellas de TODOS los venezolanos y extranjeros, votantes y abstencionistas, mientras que en el archivo AFIS-CNE contiene sólo a los votante y, además, hay que esperar a que el votante quiera votar para captar su huella.
Irónicamente, en la auditoría que el CNE pide a CAPEL, el archivo AFIS-CNE es auditado tomando como base el archivo de ONIDEX. Es decir que el mismo CNE considera que ONIDEX es el parámetro de huellas “verdadero”.
¿Porqué entonces no se digitalizó el archivo de ONIDEX en vez de crear este nuevo, costoso e incompleto archivo de base de huellas digitales?
Tenemos entonces que ninguna de las tres premisas arboladas por el CNE son valederas.
Las captahuellas no garantizan un elector un voto.
Las captahuellas no generan confianza en el sistema.
Captar huellas en tiempo real en el proceso electoral no son el sistema más adecuado para tener una base de huellas confiable de toda la población venezolana.
Entonces, señores rectores,
¿Porqué quieren utilizar las captahuellas?
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