Hoy apareció en el blog Caracas Chronicles un post escrito por Brian Nelson el cual traduzco a continuación, libremente, rápidamente y sin permiso expreso.
Sobran las palabras.
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Hay días en los que no piensas en lo que está pasando en Venezuela porque es muy deprimente. Pero si en estos momentos estás leyendo estas líneas, hoy no es uno de esos días, lo cual es importante, porque hoy es el aniversario del golpe de Estado que derrocó brevemente a Hugo Chávez en el 2002. Estos son momentos para reflexionar, recordar y volver a estudiar el golpe de Estado, en particular si te encontrabas en Venezuela en ese momento. Sé que no es fácil, pero es importante.
He oído decir que todo el mundo fué chavista alguna vez. Pues bien, el 11 de Abril es la razón por la cual yo dejé de ser Chavista.
Me di cuenta, muy pronto de hecho, que el goberno tenía algo que ocultar. Me dí cuenta por la forma como reaccionó ante el golpe de Estado, la forma como suspendió la comisión de la verdad, por los detectives y los fiscales suspendidos, por su política de “spin”. Yo tenía curiosidad por saber qué era. Luego, cuando estuve en el proceso de hablar con los testigos presenciales y los familiares de la víctimas, algo sucedió dentro de mi. Se volvió personal.
No me refiero a la manera de las películas de Dirty Harry, ya que no se trata de venganza. Me refiero a la manera como uno separa un título de periódico cualquiera, 19 muertos 150 heridos, con algo que te toca profundamente, al punto que no puedes mirar hacia otro lado o olvidarlo.
Eso es lo que ocurre cuando terminas conociendo a cinco, diez, quince personas que han recibido un disparo. Cuando conoces a los padres de los adolescentes que murieron ... padres que no tienen recursos legales y que no encuentran manera de que se haga justicia. Eso te cambia. Especialmente cuando vuelves a entrevistar a cada uno de ellos hasta cuatro y cinco veces y encuentras que su escepticismo y desapego se derrite. Si dejas que te afecte, te cambia (no dejar que te afecte es más seguro y quizás más inteligente).
Si has leído mi libro, sabes que creo que es importante entender los eventos desde todas las perspectivas posibles y que, por supuesto, siento empatía con las víctimas en ambos lados. Incluso entiendo por qué el gobierno hizo lo que hizo para detener la marcha. Sin embargo, hay que trazar una una línea clara: entender no significa respaldar malas acciones.
Entonces, ¿qué esconde el gobierno de Chávez? ¿Por qué, ocho años después, no hemos tenido ninguna comisión de la verdad, ninguna investigación independiente, y por qué el gobierno no quiere reconocer ninguna delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos?
Me tomó mucho tiempo entender. Tuve que ordenar las ideas a través de pilas de video clips, fotografías y artículos periodísticos aparentemente desconectados para darme cuenta de que todo aquello tuviera algún sentido. Honestamente, si me hubiesen dicho cuánto tiempo me iba a tomar cuando empecé, me habría dado por vencido.
Pero poco a poco el 11 de abrilº me absorbió completamente, y poco a poco empecé a juntar las piezas. Incluso después de tres años de investigación y escritos, aún hay algún punto crítico de inflexión, un momento “ajà” cuando de pronto tres, cuatro o cinco piezas del rompecabezas se unen correctamente.
Uno de esos momentos fue el averiguar quién había muerto primero y de dónde había recibido el disparo; estas serían piezas críticas para la interpretación de todo lo que vendría después.
Muchos de los testigos que entrevisté pensaban que la primera víctima fue el fotógrafo Jorge Tortoza (que estaba a la cabeza de la marcha de la oposición). Era difícil saber con certeza si había sido el primero porque a menudo a los pocos segundos de recibir un disparo, muchas de las víctimas fueron recogidas inmediatamente por amigos y demás personas presentes.
Dos fuentes importantes me convencieron de que fue otro manifestante de la oposición, Jesús Arellano, quien fue asesinado en primer lugar, tan sólo unos minutos antes que Jorge Tortoza. Una de las fuentes era un partidario de Chávez, Douglas Romero, quien accidentalmente fue a parar a la muchedumbre en contra de Chávez, y terminó siendo testigo del hecho de que la muerte de Jesús Arellano occurrió antes que la de Tortoza. La otra pieza de evidencia fue la cámara misma de Tortoza, cuyas últimas imágenes fueron las de un Arellano moribundo. Descubrir que Arellano fue la primera víctima mortal es muy importante porque su muerte fue capturada en película y se ve con claridad que le dispararon a partir de la multitud a favor de Chávez.
Los militantes a favor de Chávez mataron a la primera víctima. La evidencia es clara en el vídeo. Las primeras víctimas no recibieron los disparos ni de la parte superior de Puente Llaguno, ni de francotiradores en los tejados, como se ha llegado a creer, sino más bien desde la calle, desde la misma Avenida Baralt, justo antes de las 2:30 pm - Cuando los dos grupos estaban mucho más cerca entre sí de lo que estarían en todo el resto del día.
El hecho de que las primeras bajas fueron causadas por los hombres armados pro-Chávez tiene enormes implicaciones para la interpretación del golpe siguiente ya que se debilita por completo la narración del gobierno sobre un plan premeditado por parte de la oposición para causar la violencia como un pretexto para una intervención militar.
Otro momento "ajá" para mi fue la constatación de que la La Guardia Nacional debe haber recibido la orden de no interferir con los Círculos Bolivarianos cuando repelían la marcha sobre la avenida Baralt.
El gobierno venezolano y sus simpatizantes han tratado por todos los medios de encubrir este hecho, representando la violencia como algo fuera del control de nadie. Por ejemplo, Greg Wilpert de Venezuelanalysis, escribió: "Chávez podía confiar sólo en un pequeño puñado de soldados de la Guardia Nacional, que pararon el avance de la oposición en dos de las tres calles que conducen a Miraflores". La Avenida Baralt, donde ocurieron la mayoría de las muertes, es la tercera calle a la que Wilpert se refiere, lo que sugiere que si hubiese habido más efectivos de la Guardia Nacional, la situación no habría sido tan fea.
Pero Wilpert está mal informado. No sólo había un montón de soldados de la Guardia Nacional en torno a Miraflores ese día, sino que estaban desplegados en masa, sobre la avenida Baralt. Se sentaron allí toda la tarde, viendo un tiroteo de cuatro horas sin hacer nada para detenerlo. Tal hecho le da credibilidad a los informes que estipulan que Chávez y su gabinete habían discutido el despliegue de los Círculos Bolivarianos en conjunción con la Guardia Nacional cuatro días antes de la marcha.
Fue un manifestante anti-Chávez, Andrés Trujillo, quien fue el primero en decirme que había visto a la Guardia Nacional de pie en las calles laterales de la avenida Baralt y que los soldados impedían que la gente saliera de la línea de cruce de fuego. Yo estaba escéptico al principio, pero luego un testigo a favor de Chávez, Carolina Campos, me dijo lo mismo.
Buscando a través de las miles de fotografías que había almacenado, finalmente encontré las fotos de estas tropas. Allí estaban, a la derecha en la avenida Baralt, a veces sólo a un pie de los hombres armados pro-Chávez, y no hicieron nada para detener la violencia. No ayudaron a la policía y tampoco entrabaron a los hombres armados pro-Chávez.
Se trata de dos, tan sólo dos piezas importantes del rompecabezas del 11 de Abril. Obviamente hay muchas más, y muchas incluyen también actividades criminales de la oposición. Pero está claro que es el gobierno de Chávez el que más tiene que ocultar y que perder de una investigación independiente.
En muchos sentidos, la reacción del gobierno a la violencia es mucho más elocuente que la propia violencia. El gobierno tenía una opción: podía haber encarcelado a los pistoleros y soldados de la Guardia Nacional que fueron capturados en película y en fotografías disparando a los manifestantes. Esto habría proporcionado alguna reconciliación a las víctimas y demostrado que el gobierno aplica la ley por igual a todos los ciudadanos. No eligió ese camino. En su lugar, inició la construcción de mentiras sobre mentiras para protegerse.
Sospecho que el gobierno siente que tiene que mentir, simplemente porque los riesgos son muy altos. Después de todo, el ex presidente venezolano Carlos Andrez Pérez fue destituido simplemente por el envío de fondos de campaña a Nicaragua. ¿Cómo quedaría Chávez si hubiese una investigación adecuada sobre los actos de violencia el 11 de abril? Este es otro de los motivos por el cual el mantenido control de la Asamblea Nacional es tan importante. Tengan la seguridad de que Chávez ha pensado en esto. Estoy seguro también de que ha pensado en el ex presidente peruano Alberto Fujimori, quien está en la cárcel por complicidad en el asesinato de sus opositores en Perú.
Obviamente, muchas cosas están impulsando a Hugo Chávez: su creencia ferviente en el socialismo, su desconfianza de los Estados Unidos y Occidente, y su deseo de convertirse en una figura legendaria que pueda unir a América Latina tan bien como su musa política, Simón Bolívar. Sin embargo, habiendo estudiado el record de Chávez en derechos humanos, creo que su miedo a la cárcel es también un factor. Sus repetidos (y finalmente exitoso) intentos de cambiar la constitución para permitir su reelección indefinida pueden ser vistos a través de esta lente. Sí, Hugo Chávez quería poner fin a los límites de términos para que su revolución pueda continuar, pero creo que también lo quería para protegerse de la persecución en el caso de perder el poder.
El 11 de abril es una locura. Ocho años después, todavía está entre nosotros. Incluso en los titulares. Es la razón por la cual Zuloaga fue detenido y es la excusa que Chávez probablemente dará par finalmente cerrar Globovisión. Sin embargo, el 11 de Abril es un hecho sobe el cual la mayoría de la gente sabe todavía muy poco. Quiero decir, ¿Qué pasó realmente allí, alrededor de Miraflores? Todavía estamos tratando de juntar las piezas del rompecabezas, una a la vez.
Brian Nelson
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