Monday, October 11, 2010

Honor a Vargas Llosa


Fue con una mezcla de alegría e incredulidad que me enteré que uno de mis escritores favoritos, Mario Vargas Llosa, había finalmente ganado el Nobel de Literatura.

La primera vez que oí de Vargas Llosa en un contexto otro que el de las fastidiosas lecturas de adolescente obligada en la escuela secundaria, fue cuando mi hermano, quien es notablemente más erudito que esta servidora, le puso a las máquinas de su laboratorio los nombres de las putas de la Casa Verde.

Me causó mucha gracia la ocurrencia, pero confieso que no me incitó a leer más a Vargas Llosa. Mi enamoramiento con el escritor vino después, al igual que le pasó a mi amigo Daniel, con la historia de Trujillo en La Fiesta del Chivo.

Para mi, La Fiesta del Chivo fue un descubrimiento de muchas cosas. Fue un viaje a la Venezuela de mi pre-infancia, con las historias de Rómulo Betancourt y el entretelón cubano como maqueta de background. Fue también el descubrimiento de cómo funciona un régimen por dentro, como va atrapando sin salida a todos aquellos que se dejan embaucar en el mismo y como hay quienes logran surfear la ola donde otros se ahogan. Me enseñó que los derechos humanos que todos damos por descontado no existían en la época en la que nacimos y en la que crecimos y, finalmente, me dejó la sensación de que el libro no estaba dedicado a Trujillo sino a Hugo Chávez, quien, a pesar de no haber desarrollado la crueldad y sadismo del dictador dominicano, presenta aquí y allá características de comportamiento de todos los dictadores subrayadas en el libro: cortar cabezas, desconfiar, humillar, poner a los unos contra los otros, esperar para pedir, y tenerle la cabeza de algún colaborador cercano lista para el sacrificio en su momento oportuno.

La Fiesta del Chivo es, en fin, una obra maestra, que me hizo descubrir sobre todo a un gran escritor.

Vargas Llosa es un gran escritor no porque haya inventado un estilo nuevo, como hizo García Márquez, o haya adaptado una escritura barroca al mundo conteporáneo, como Carpentier.Vargas Llosa es un gran escritor simple y llanamente porque escribe bien. Cada frase, cada coma, cada palabra están medidas para que entremos directamente en el mundo en el que el quiere meternos...y lo logra con creces y de manera distinta en cada obra y en cada escrito.

En las pocas conversaciones literarias que he tenido en los últimos años con mi hermano el erudito que ahora anda demasiado ocupado con los quehaceres de su vida familiar, nos quejábamos de lo absurdo que no le hubiesen aún otorgado el Nóbel a Mario Vargas Llosa. Fue así como la semana pasada nos llamamos desde nuestras residencias separadas por un continente para felicitarnos mutuamente de que nuestro héroe literario hubiese finalmente sido Nobelizado.

Es entonces con gran entusiasmo por una historia que termina bien que escribo este post en honor a uno de mis escritores favoritos. Por el Nóbel, el cual le correspondía desde hace tiempo y también como reconocimiento de la simple amateur que soy a la grandeza literaria de quien es un verdadero maestro.

1 comment:

Liz said...

A mi edad puedo confesar que no soy muy fanática de los escritores Latinoamericanos...

Me he leido cuanto libro ha publicado el Gabo y no consigo hacer que me guste, ni su estilo, ni él.

Por eso es que Don Mario ha sido para mí un descubrimiento maravilloso! Sólo he leido el relato sobre Trujillo, y ahora entiendo -como tú- muchas cosas.

De paso, el hombre es mas cercano a nuestras desgracias o por lo menos no las apoya y es bien crítico del asunto.