Monday, December 12, 2011

Porqué no estoy de acuerdo con una Constituyente

No me gustan las Asambleas Constituyentes. De hecho, uno oye hablar de Constituyentes únicamente en países de poca madurez democrática. Las Asambleas Constituyentes son la excusa de los gobiernos autocráticos para cambiar las reglas del juego mientras el juego se está jugando.


Éso fue exactamente lo que pasó en Venezuela en 1998, cuando Chávez juró sobre una Constitución que él mismo calificó de "moribunda".  Pero, realmente, hacía falta cambiar la Constitución de 1961? ¿Era tal Constitución tan mala que impedía el desenvolvimiento de una democracia floreciente? 

Todos sabemos que no. Había que cambiar la Constitución porque Chávez y sus seguidores querían, antes que nada, cambiar la Corte Suprema de Justicia, para poder esoger, juiciosamente, al órgano que lo suplantaría de manera que aceptara sin chistar los cambios venideros.


La segunda razón fue, naturalmente, la prolongación del mandato del Presidente. Era escencial para un caudillo como Chavez tener la posibilidad de reelección inmediata y, para más colmo, aumentar cada mandato a seis años. De allí, a la famosa enmienda, que gana finalmente, y en la que se permite la reelección indefinida, no hay sino un paso.

La tercera razón era deshacerse de la doble cámara, senadores y diputados, y pasar a un Congreso sin jerarquías, mucho más fácil de controlar. Finalemente, la nueva Constitución permitía de un sólo golpe, cambiar a todas las otras figuras influyentes del gobierno, para que no pudieran hacerle sombra al Presidente con visos de caudillo.


El plan de Chávez funcionó a la perfección y, como resultado, tenemos hoy en día una Venezuela mucho más caudillista y con concentración de poderes en la figura del Presidente que hace trece años. Estamos más alejados que nunca de la institucionalidad, de la separación de poderes y de una verdadera democracia participativa.


Entonces, dirán Uds, ¿Porqué me opongo a la propuesta de Asamblea Constituyente?¿No tiene acaso Diego Arria razón cuando indica que la única manera de deshacer el entuerto de trece años de chavismo es un gobierno de transición y, para éllo se necesita una nueva Constitución que permita evacuar la estructura montada por el chavismo?


Mi opinión es que no. Diego Arria tiene razón cuando dice que será difícil gobernar con vestigios de la estructura chavista encastrados en el aparato del Estado . Por ejemplo, ¿Cómo pasar nuevas leyes con una Asamblea artificialmente en contra, o un TSJ chavista, o una Fiscal como Luisa Ortega de Torquemada, un CNE repletos de peonas del chavismo y la triste Gabriela Ramírez ocupándose de defender a Chávez en vez de defender al pueblo?

Es cierto, no será fácil gobernar con esos sujetos encajados en el aparato del Estado. Pero es ahí donde hay que hacer la distinción entre los sujetos y las instituciones. A Venezuela le hace falta más institucionalidad y menos personalismo.  Para que una democracia perdure, las instituciones deben ser fuertes y sobrevivir a los sujetos. Hay maneras legales de deshacerse de los sujetos sin tener que recurrir a un cambio de Constitución.


En segundo lugar, la oposición necesistaría tener una mayoría importante para poder hacer un llamado de cambio Constitucional. No basta con ganar, hay que ganar amplio, muy amplio si se quiere luego ir a un voto exitoso a nivel de Constituyente.


En tercer lugar, está la pérdida de tiempo. En el pasado, Venezuela ha perdido demasiado tiempo en cambios Constitucionales puestos en marcha para satisfacer el ego, el capricho y la sed de poder de cada Caudillo-Presidente de turno. Una búsqueda rápida en Internet me indica que Venezuela ha tenido al menos 21 Constituciones desde su fundación! No una, ni dos, ni tres, ...veintiuno! ¿Cuánto tiempo, talento, recursos no se perdieron en escribir, cuadrar, sugerir, votar, promulgar, etc, cada Constitución? ¿Cúal habría sido el resultado si en vez de ocuparse de éso cada gobierno se hubiese ocupado de construir un país y de echar pa'lante?

A mi manera de ver, si la oposición gana es más importante comenzar a construir democracia que perder más tiempo en leyes y más leyes y mucho menos en una nueva aventura de Asamblea Constituyente.


Lo importante no son las leyes, es el respeto que se tenga de las mismas.


Nunca estuve de acuerdo con una Asamblea Constituyente ni voté por la Constitución actual, sin embargo hoy en día me digo que ésa es la que tenemos, y es con ésa hay que salir adelante para construir país.

1 comment:

Daniel said...

Si y No

Yo estuve opuesto a la constituyente de 1999, votando con el NO que llego de broma al 10%, y por la razon esencial que ofreces: las cosntituciones y las leyes son solo tan buenas como la gente que las aplica.

Sin embargo hay que reconocer que el entuerto es ahora tan grande que es posible que una constituyente sea el unico mecanismo. Aunque es posible que algunos mecanismos "consituyente light" como reformas puedan ser votados facilmente y permitan reformar por lo menos el poder moral.