Thursday, March 01, 2007

La muerte de José Ramón Vilas



Foto del 27 de Febrero del 2004 tomada del blog The Devil's.

«La memoria no puede morir y los venezolanos y venezolanas no podemos permitir que se olviden todos los hechos de violación de los derechos humanos que ocurrieron en Venezuela a todo lo largo del período republicano»

Jorge Rodríguez
Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela
Discurso en la Plaza Bolívar de la Parroquia El Valle
27 de Febrero del 2007



El 27 de Febrero ha sido declarado el Día Nacional de los Derechos Humanos por el gobierno del Presidente Hugo Chávez. No en balde, ya que la fecha recuerda los eventos del Caracazo, el 27 de Febrero de 1989, uno de los días más sangrientos de la historia contemporánea de Venezuela. Pero a la vez que el gobierno rememora a los muertos del Caracazo y los usa como ejemplo de los atropellos a los derechos humanos que tuvieron lugar en Venezuela, pasa totalmente por alto a las víctimas del otro 27 de Febrero, el del 2004, en el que fue ese mismo gobierno el responsable de los trágicos sucesos.

Eran los dias de dadas de largas a la petición de un Referendo Revocatorio. Jorge Rodríguez, entonces presidente de la Junta electoral del supuestamente imparcial CNE buscaba todas las triquiñuelas posibles para ganar tiempo o evitar que el Presidente fuera a Referendo. Aprovechando que Caracas era en ese momento la sede del G15, la oposición decide llamar a una marcha para entregar un documento sobre el Referendum a los ilustres visitantes. Confiado en que el gobierno no se atrevería a reprimir la marcha dada la presencia de los dignatarios, mi amigo M. olvida la máscara contra gases que se ha comprado para hacerle frente a la brutal represión policial y se arma de su cámara fotográfica y de su teléfono celular. Según sus palabras, cuando llegaron a la altura de la CANTV en San Bernardino, se encontraron con que había tanques y soldados armados hasta los dientes. Comenzaron a echar gases lacrimógenos y a disparar a la manifestación. Empezó a haber muertos, a un hombre lo mataron a cinco metros del lugar donde M. se encontraba.

En los días que siguieron, las protestas se extendieron por toda Venezuela. El primero de Marzo, empezó una manifestación en San Antonio de los Altos y la Guardia Nacional fue a dispersarla con gases lacrimógenos. Entre los manifestantes se encuentra José Ramón Vilas, tiene 42 años y es un antiguo técnico de INTEVEP, despedido después del paro petrolero. Según sus amigos es un hombre callado, tranquilo, pacífico, buena gente. Sale corriendo hacia la parte alta de Los Castores, donde vive. La calle está sola, cuidada por la Guardia Nacional. De pronto, dos paramilitares se abren paso con el beneplácito de la Guardia. José Ramón se voltea y sin ninguna razón le dan un balazo en la espalda. Muere poco después en la acera, auxiliado por unos amigos.

Dos terribles fotos del antes y el después muestran la escena.

A pesar de los testigos, no hubo presos, no hubo responsables. Tampoco hay hoy Asamblea Nacional, Presidente o Vicepresidente alguno que recuerde la muerte de José Ramón Vilas ni las de las otras víctimas del otro 27 de Febrero.

Al igual que las muertes del Caracazo, las del 11 de Abril, del 4 de Febrero y del otro 27 de Febrero han quedado impunes,pero, a diferencia del Caracazo, el gobierno chavista no las recuerda, se hace la vista gorda, o, pero aún, como con el 4 de Febrero, glorifica la rebelión asesina llamándola día de la Dignidad.

José Ramón Vilas murió pobre y dejó un hijo que se vió más tarde afectado por la enfermedad. Tras duros tratamientos de quimioterapia, el niño de ocho años debió ser amputado. En el país de la misión milagro, de los billones de dólares a Bolivia y a Argentina, y de las subvenciones petroleras millonarias a la rica ciudad de Londres, la familia Vilas tuvo que depender de donativos privados para poder costear los gastos de la operación.

El pequeño José Ramón está ahora en readaptación.

Si esta historia fuera uno de mis cuentos, lo terminaría con el pequeño convertido en Vicepresidente dando un discurso un 27 de Febrero en la Plaza Bolívar de El Valle. Recordaría a todas las víctimas de la represión de cualquier 27 de Febrero y prometería no sólo no olvidar sino que nunca más haya en Venezuela ningún otro José Ramón Vilas.


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