Saturday, March 27, 2010

Venezuela entre dos aguas

La semana terminó con la detención directa de tres figuras disidentes, demostrándole al país y al mundo que el régimen chavista pasó a una nueva fase.

Algunos hablan de la torpeza de Chávez, otros utilizan el "se los dije", otros se quedan atónitos ante la constatación de lo que está pasando. Otros hacen una equivalencia con la extraña visita que Ramiro Valdez le hizo al país hace apenas algunas semanas.

A mi la semana me ha traido recuerdos de la Universidad de mi infancia. La Universidad Central ardía en los sesenta y ardía porque Venezuela pasaba por un proceso insólito de redefinición de si-misma. Por un lado, las corrientes de derecha tentaban a la joven democracia a irse por el camino militar. Por el otro, las corrientes de izquierda querían exportar al país el regimen cubano.


El Fidel de aquel entonces necesitaba no sólo exportar su revolución, sino poder echarle mano a las riquezas venezolanas. El Fidel de hoy en día necesita a toda costa las riquezas venezolanas para que su regimen dictatorial pueda sobrevivir.

Hugo Chávez es un caudillo de los que han abundado en nuestra historia y como cualquier caudillo quiere perpetuarse en el poder. Los intereses de Fidel y de Chávez están entonces en perfecta convergencia, ambos llevados por la búsqueda del poder eterno.

Para Cuba, la permanencia de Chávez en el poder es esencial, porque de élla depende la permanencia de la dictadura castrista en la isla. Chávez, por su parte, ha encontrado un aliado de oro que lo soporte contra viento y marea y, poco a poco le ha ido entregando a Cuba parte de la soberanía del país. Por ejemplo, las informaciones sobre sus ciudadanos, uno de los elementos más importantes que un país pueda tener, están ahora en manos de los cubanos.

Entonces es perfectamente factible que las medidas tomadas esta semana sean de hecho un resultado de la visita de Ramiro Valdez. El gobierno cubano debe haber observado que el gobierno venezolano se va desintegrando y debe ver con preocupación que el sostén indispensable para Cuba pueda perderse en protestas o en elecciones democráticas.

Por otro lado, los otros intereses económicos, esos que tienen la vista puesta en las riquezas venezolanas tampoco deben estar fuera de la ecuación, halando al país hacia otras salidas poco democráticas.

En medio de esas dos fuerzas inmensas están los venezolanos que vemos con temor lo que se nos viene encima.

La historia de los sesenta se repite de otra forma. Ahora como entonces Venezuela necesita madurez democrática y ¿Porqué no?, un verdadero estadista que nos lleve a navegar entre dos aguas.

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