Maduro tapa también la válvula humanitaria al rechazar la ayuda internacional. Su gobierno repite obsecadamente en todas las instancias posibles que en Venezuela no hay crisis humanitaria. A pesar de las madres que tienen que escoger entre comer ellas o ver morir a sus hijos, de los enfermos que mueren por falta de medicinas y de las imágenes de hombre, mujeres y niños escarbando en la basura.
Cuando las válvulas se cierran, la presión aumenta y el resultado es un gobierno acorralado, sin más opciones que la de intensificar la represión. Tenemos a un pueblo indefenso batallando solo contra su propio gobierno. Tenemos a un gobierno asesino y sin ningún tipo de escrúpulos. Tenemos a una potencia extrangera, Cuba, que depende entrañablemente de la permanencia del chavismo en el país. Tenemos, finalmente a un mando militar o bien corrupto y sin nada que perder, o bien sabiamente castrado o acallado durante los 17 años de chavismo. En pocas palabras, tenemos una situación explosiva que nunca antes se había vivido en Venezuela.
Yo creo que en los anales de la Historia de Venezuela, Maduro quedará como el Presidente más incompetente, represivo e irresponsable que haya tenido el país: un Chávez sin plata y sin carisma.
Los diecisiete años de chavismo calentaron la marmita, pero ha sido Maduro quien ha intensificado el fuego y cerrado todas las válvulas. Ojalá que la explosión pueda traer paz y cordura y un país al que todos queramos regresar.
Yo creo que en los anales de la Historia de Venezuela, Maduro quedará como el Presidente más incompetente, represivo e irresponsable que haya tenido el país: un Chávez sin plata y sin carisma.
Los diecisiete años de chavismo calentaron la marmita, pero ha sido Maduro quien ha intensificado el fuego y cerrado todas las válvulas. Ojalá que la explosión pueda traer paz y cordura y un país al que todos queramos regresar.
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