Jackie

Hoy era el cumpleaños de Jackie. Lo se porque ayer era el mío y Jackie cumplía al día siguiente.

Ayer abrí mi caja de correos esperando recibir felicidades y cartas virtuales que me hacen pensar que sigue siendo chévere tener un año más; en vez me encontré con ese correo que no quería leer que me informaba que Jackie había muerto unas horas antes. Hace tan sólo unos días estaba pensando que no sabía si quería que llegara mi cumpleaños, por coquetería, para no pasar un dígito más y, después de lo de Jackie, me siento que aquello era una grosería, es como si estuviera estrujandole en la cara el más importante de mis privilegios.

Jackie era rubia, inglesa, pequeña. malcriada, graciosa, presumida y coqueta. Tenía una voz preciosa y diáfana con un acento inglés despojado de manerismos. Hubiese podido ser locutora de CBC, o dobladora de películas. Tenía una habilidad única con las manos y con los escritos. Escribía versos, pintaba y hacía objetos de madera.

Había tenido una vida dura, diría incluso, terriblemente dura y era una de esas personas a las que siempre le pasaban cosas, absurdas, improbables, como que si la ley de probabilidades se abalanzara directamente sobre ella.

Y Jackie le daba siempre la cara. Con optimismo, una sonrisa y con un chiste se burlaba de su eterna mala suerte. Como la vez en que el correo perdió las prótesis mamarias que debían ponerle en una cirujía de reconstrucción. Los cirujanos se dieron cuenta que la talla de ella no había sido librada y tuvieron, en plena mesa operatoria, que improvisar una prótesis de reemplazo. Jackie echaba entonces el cuento muerta de la risa diciendo que sus tetas andaban por ahí, perdidas, viajando por el mundo.

Hoy hemos debido enterrar a Jackie...pero no la enterramos, eso no era con ella. Hoy, como ella quiso, fuimos al salón funerario a celebrar su cumpleaños. La mesa tenía su foto, y estaba llena de flores, bombas y tarjetas que decían « Happy Brithday ». Más tarde, sus hijas irían a tirar las cenizas debajo de su puente favorito.

Hoy, al regresar a la casa, sentía que tenía que escribirle unas lineas, y por eso tecleo este post, lentamente, tratando de rechazar la tristeza y acordarme mas bien de los primeros años en que nos conocimos cuando le gritábamos a los árbitros desde nuestras tarimas de madres de jugadoras de soccer. Antes, mucho antes, de que nos uniera el yugo invisible del cancer del seno.

Hoy tenía planeado llamarla y contarle que había abierto ya la página de donaciones para la carrera Run for the Cure que hago cada año. Este año había decidido comenzar temprano, comenzar ahora, para poder recoger mucha mucha plata. No la pude llamar, pero ella sabía que correré en su nombre, como hago cada año.

Termino este post con la frase que Jackie me grabó en un gato rosado de madera de esos que, según Jackie, se ponen para adornar los arcos de las puertas.

« We stand together, with courage and with strength »

Y entonces saludo yo también su fortaleza y su valor.

Happy birthday, Jackie !

I'll miss you.