Tengo 26 años haciendo arepas: taza y cuarto de agua tibia para una taza de Harina Pan. Media cucharadita de sal. Dejar reposar diez minutos. Amasar en bolitas, achatar las bolitas y redondear con cuidado las arepas. El truco es que las manos no deben estar ni mojadas ni pegostosas, así que hay siempre que tener un baldecito de agua tibia para meter los dedos y un paño para secarlos de inmediato entre una arepa y otra.
Las arepas se ponen en el budare engrasado y caliente, se voltean de un lado y del otro para sacarles la concha y luego se meten en el horno, exactamente a 405 F, durante 15 minutos. Ni más ni menos. Las arepas salen ligeramente tostadas por fuera y suaves y humeantes por dentro, listas para acoger un pedazo de queso blanco y un buen trozo de mantequilla, que se derretirá en el acto.
Conozco mis arepas.
Fueron unas arepas flácidas las que me hicieron pensar que debía cambiar el horno, al ver que no me salían igual que siempre. Tenían razón las arepas: el horno había llegado al final de su vida y ya no tenía reparación. Otra vez fueron unas arepas curtidas y resquebrajadas las que me enseñaron que así tuviera que cruzar media ciudad para conseguir la Harina Pan, nunca me dejara tentar por falsas imitaciones.
Tenía meses que no emprendía la expedición y de repente tuve ganas de hacerme una arepa. Afortunadamente, encontré en la alacena un paquete que quedaba de las hallacas de la Navidad y me dispuse a iniciar mi ritual.
Pero algo andaba mal: la masa no se sentía igual.
No podía precisar exactamente qué era, pero estaba como más pegostosa y a la vez más dura y más difícil de manejar. Pensé que era la falta de práctica...pero me extrañó ese veredicto: hacer arepas es como leer o montar bicicleta, una vez que se aprende, no se desaprende.
Dejé pasar unos días y volví a intentarlo. Las arepas quedaron buenas, per había algo, pequeño, imperceptible, que me hacía pensar que me habían cambiado la masa. Me imagino que debe ser como estar casado mucho tiempo con alguien y que de repente nos lo cambien por el hermano gemelo. Era casi idéntico, pero algo era diferente. Fui modificando las proporciones, menos agua, más masa, menos tiempo de espera, etc...pero seguía habiendo algo con aquella masa.
Mi reserva de harina llegó al final y un día fui a buscar Harina Pan a una tienda cercana en la que me una amiga me indicó que se conseguía.
Para mi gran sorpresa, allí estaba, al lado de mi casa, las familiares bolsitas amarillas con el maíz posado en fondo azul y la señora del pañuelo de puntos rojos que no envejece nunca. En el medio, justo en el corazón del paquete, las letras P.A.N. con perspectiva de dibujante de los años sesenta y debajo, en Inglés, aparece escrito "pre-cooked white corn meal". No había duda alguna, parecía un paquete de verdadera Harina Pan.
Pero como no confiaba de que fuese la verdadera Harina Pan, demasiado fácil conseguirla, fui examinando cuidadosamente el paquete. Fue así como di con una frase:
"Producto de Colombia".
No podía ser, me habían cambiado efectivamente a mi Harina PAN. Busqué otros paquetes y todos decían lo mismo:
Alimentos Polar Colombia
Km 33 Via Facatativa
Cundinamarca, Colombia.
PAN es una marca registrada
por la empresa venezolana Refinadora de MaízVenezolana, CA
(Remavenca)
Pero las ganas de comerme una arepa eran muy grandes. Con reticencia, la compré de todas maneras y me dije que otro día cruzaría la ciudad para buscar la VERADERA Harina Pan. Reticencia porque a pesar de la gran admiración que tengo por el pueblo colombiano, que nos gana en muchas rubricas, debo decir que hay cuatro donde pierden: café, chocolate, pasta y harina de maíz.
Al llegar a la casa me embargó una duda ¿No sería la masa que había estado utilizando del mismo tipo? Corrí a rescatar el envoltorio del paquete que acababa de botar antes de salir de compras.
Efectivamente, allí estaba escrito:
"Producto de Colombia"
Ah! Mi instinto no me había fallado. Me habían realmente cambiado la masa. Las triquiñuelas de las Empresas Polar no pudieron contra 26 años de hacer arepas.
Cómo quejarme? A quién? Enviarle una carta de queja a Lorenzo Mendoza? Cómo era posible que nos mandaran para el exterior la Harina Pan colombiana, como que si por ciudadanos exilados no tuvieramos derecho a la auténtica y verídica Harina Pan de Venezuela?
Le comenté la historia a un amigo venezolano y el me dijo que allá en Venezuela también la Harina Pan la están trayendo de Colombia, pero que a él las arepas le saben igualitas....y agregó que en toda esta historia de arepas, las amenazas de Chávez contra las empresas Polar algo debía tener que ver con el hecho.
Resignada a mi suerte de masa pegostosa, preparo las arepas como siempre.
Mi hijo, al que nunca le comenté lo de la masa, me dice.
-Sabes mamá, desde hace algún tiempo, las arepas te están saliendo distintas.
-Cómo distintas?
–No se, están ricas, pero no están iguales.
No digo nada, pero lo pienso: ya Chávez se me metió en la arepa!
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