Saturday, February 05, 2011

La tercera muerte de Carlos Andrés Pérez

Hubiera preferido la otra muerte
Carlos Andrés Pérez
Discurso de despedida de la Presidencia de la República
Caracas, 21 de Mayo de 1993.




No se trata de un asunto de familia. Se trata de un asunto de Estado...y de humanidad.

Carlos Andrés Pérez fue más que el padre de Carolina, Martha, Cecilia Victoria o Maria Francia. Fue más que el esposo de Blanca o el compañero de Cecilia. Carlos Andrés Pérez fue un hombre que desde la más temprana adolescencia dedicó su vida enteramente a Venezuela. Fue amado y odiado por un país al que siempre dijo amar profundamente.


Cuando Carlos Andrés Pérez murió, el 25 de diciembre del 2010, me apresuré en escribir un post sobre el hombre, su vida y el significado de su muerte y le confesé a un amigo que esperaba que lo repatriaran inmediatamente a Venezuela. Para mi, era claro que el entierro de Carlos Andrés Pérez en Venezuela era la mejor manera de reivindicar su figura y darle nuevo aliento a las fuerzas opositoras en su nueva ocupación del parlamento.


El regreso de Carlos Andrés Pérez para ser enterrado al mismo tiempo que la oposición entraba al parlamento, hubiese sido la mejor venganza que CAP le haya dado nunca a los que intentaron sacarlo del poder, y a aquello que lo sacaron a la fuerza. 


Para mi está y estaba claro que la venida de CAP a Venezuela, así fuera en un ataud, era un ataque terrible al regimen y a aquellos que lo querían ver  menoscabado y muerto. 

Pero, para mi gran sorpresa, comenzó un litigio literalmente intestino por el lugar del entierro. Un litigio personal, familiar cuyos detalles se nos escapan pero que podemos adivinar entre lineas. Un litigio que hace pensar en las historias de Garcia Márquez o en las que cuenta Vargas Llosa en las crónicas del escribidor convertidas en novelas radiales.

Un litigio que CAP no se merece.


La prensa chavista no ha tocado el tema, porque sabe que no le conviene. La prensa opositora lo ha tratado con guantes de seda, porque se trata de opiniones familiares. Lo mismo ha pasado con los amigos y allegados a cada lado de la familia. "Que la familia decida", es lo que dicen aquellos que quieren ser discretos y temen ponerse a alguno de los lados en contra.


Pues bien, yo no soy ni amiga ni allegada de nadie, y en vista de que nadie lo dice, lo digo yo, aquí, como ser humano y como Venezolana que soy. La situación del entierro de CAP es una verguenza. Es una verguenza que un hombre que le dió tanto a Venezuela no haya sido enterrado a más de un mes de su muerte. Es una verguenza que un hombre que fue dos veces Presidente de Venezuela no haya sido velado en su país, en el hemiciclo de la Asamblea Nacional con todos los honores que merece y saludado por aquellos venezolanos que le tengan cariño o que quieran honrar su memoria. Es una verguenza que ese hombre, a estas alturas, no haya sido enterrado en la tierra por la que luchó y de la cual fue desterrado. Es una verguenza que su destino dependa de un proceso gringo, cuyos lapsos y requerimientos nada tienen que ver con el significado del hombre sobre el cual se decide la sepultura.


Señoras, señores, la situación es absurda y alguien tiene que decirlo. Esto no es un asunto de familia. Es un asunto de Estado y es un asunto de humanidad.

Carlos Andrés Pérez no se merece ser un cadáver refrigerado en una funeraria anónima del estado de Florida. La situación actual es otra muerte más a la que lo están sometiendo: la muerte de su dignidad física y de la dignidad de su memoria, y, esta vez, el afectado, no puede defenderse.

Ya basta de seguir matando a Carlos Andrés Pérez. Negarle la sepultura en su tierra es una muerte terrible, que estoy segura que él hubiese repudiado y que se le agrega a sus dos muertes anteriores. 

Carlos Andrés Pérez debe regresar en paz y cuanto antes a Venezuela para ser velado y enterrado no sólo como se le debe a cualquier ser humano, sino con todos los honores que Venezuela le debe a su antiguo hombre de Estado y dos veces Presidente.

3 comments:

liz said...

Ay Bruni, esta varilla es la venganza de Blanquita!

Se venga de CAP -por haberle montado cachos toda la vida y de Cecilia -por ser la fulana querida.

Honestamente, y sé que voy a pecar de pacata, siempre detesté a Cecilia Matos. La mujer mintió siempre -hasta en las escuelas de las muchachitas- diciendo que ella era la esposa de CAP. Como decimos aquí: uno tiene que asumir su propio barranco! si ella era la amante, por qué siempre se escondió tras una mentira?

Legalmente, es a la esposa a quien le corresponde decidir el sitio de sepultura -a menos que el difunto deje instrucciones escritas-.

Qué conste, nunca fuí adeca, pero admiré mucho a CAP. Y coincido contigo, él le pertenece a Venezuela; es una figura histórica.

Bruni said...

Pues yo no creo que sea venganza de Blanquita. La lógica indica que CAP debe ser enterrado en Venezuela. Fue dos veces presidente del país, fue protagonista de la Venezuela contemporánea y lo vas a enterrar en Miami?

Lo que habría que ver es si Cecilia Matos puede entrar al país libremente o si todavía tiene medida de detención. Eso explicaría en parte el empeño en enterrarlo en Miami.

liz said...

No puede entrar a Venezuela. Ese es parte del rollo.

Claro que por lógica le toca ser enterrado en su tierra!

Digo que es venganza de Blanquita en el sentido que al final, ella quiere tener la última palabra. Ma causa mucha gracia, pues hasta que Blanca metió la demanda, en Miami decían que Cecilia era la esposa de CAP.

Pero como dicen los gringos ''it ain't over till it's over'', no sabemos que decide el juez de Miami! Aquí echan broma y dicen que por qué no lo creman y se reparten las cenizas mitad y mitad.