Imagínense que tienen un país durante veinte años, casi sin interrupciones, con el mismo gobernante. Imagínense que el gobernante cambia las leyes para favorecerse. Inmagínense que se piense, incluso, que haya llegado al poder para poder cambiar las leyes que le molestaban. Imagínense que se le imputa, en estos momentos, por prostitución de menores y abuso de poder, pero que la ley lo proteja de manera tal que dada su condición, no esté obligado a comparecer ante un juez.
Imagínense que la manipulación legal haya sido de tal magnitud que el gobernante quiera hacerle creer al país que las instituciones no son importantes, que la democracia sea simplemente ir a votar por él cada cuatro años de manera indefinida. Imagínense que el gobernante sea carismático y guachamerón con un carisma de muchachito que dice lo que le viene en gana, a cualquiera y en cualquier circunstancia.
Imagínense que las leyes del país establezcan que cualquiera que colecte 500 000 firmas pueda someter la abrogación de una ley a referendum y que en los últimos quince años haya habido 24 referenda convocados de tal manera. Imagínense que la ley diga, sin embargo, que haya que tener más de 50% de participación para que el referendo sea válido, y que ninguno de los referenda pasados desde el 97 haya podido ser convalidado.
Imagínense que el gobernante sea también el más grande magnate de las comunicaciones del país y que las controle casi totalmente. Imagínense que su desprecio por la ley y el estado de derecho sea tal que ni siquiera se diera la molestia de militar por el NO, que indicara que votar era inútil y que decidiera pasar el día del referendum en su villa multimillonaria de vacaciones, seguro de que no habría quorum. Imagínense que a pesar de la importancia de la consulta los medios de noticias casi ni hablaran de élla.
Imagínense entonces a mi amiga B., una joven profesional brillante de trabajo precario pidiéndome que propagara la historia entre mis contactos a ver si con la ayuda de Internet se creaba conciencia de la importancia del voto, porque Italia necesitaba un cambio.
Imagínense finalmente que la participación fue de 56%, que el SI ganó por más de 94% en todas las preguntas, que la ley de inmunidad del gobernante fue derogada y que aquel que hace dos días se burlaba del voto no tendrá ninguna excusa para no presentarse a la justicia.
No hubo armas, no hubo disturbios, tan sólo hubo votos. Los votos que muestran una luz en el fondo del túnel, para toda una generación de italianos que pensaron que la Primavera no llegaría nunca.
3 comments:
Hermoso relato Bruni. Por cierto, y en esta onda, ¿te leíste esto?
http://www.newyorker.com/reporting/2011/06/06/110606fa_fact_levy
Saludos, JC.
Qué envidia....
Muy bueno el ensayo, Juan, gracias.
Liz, los italianos aún no han salido del bosque, pero esto es "mayor" ...no te creas, tan sólo unas semanas antes se pensaba que il Cavaliere era invencible.
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