Thursday, January 10, 2013

La muerte de Santiago Nassar

Yo siempre he pensado que a Santiago Nassar todos en el pueblo querían matarlo, todos, excepto sus amigos, los hermanos Vicario, que fueron los que finalmente tuvieron que realizar lo que el pueblo entero deseaba secretamente. Desde Ángela Vicario, quien con o sin razón, informa a los hermanos que su amante prenupcial había sido Santiago Nassar, hasta los distintos personajes que dejan que las circunstancias les impidan ya sea avisar a Nassar del peligro o bloquear a los hermanos Vicario en la tarea que ellos deben pero no quieren concluir.

Ésa, por supuesto, es mi interpretación secreta de la Crónica de una muerte anunciada. Interpretación que no he leido en ningún otro espacio y que he guardado conmigo desde hace más de treinta años. Acepto que mi tesis no es explícita y que no tengo más prueba de élla que mi propia suspicacia de lectora. Ahora bien, después de tantos años la he sacado a relucir porque, justamente, el famoso escrito recuerda lo que ha estado ocurriendo en Caracas referente a la Constitución.

Tal como todos sabían de la muerte de Nassar, todos sabían en Caracas que la Constitución sería violada el 10 de Enero. Todos, aparentemente, intentaban hacer algo para que no fuera el caso, pero ese algo no era suficientemente fuerte, certero, convincente, como para evitar que el crimen se produjera.

La oposición gritaba que la cosa era insconstitucional, pero no demasiado fuerte porque, en el fondo, le conviene perfectamente dejar las cosas así para ganar tiempo. Diosdado Cabello hubiese podido impedir que la cosa sucediera, pero se tranzó mansamente, porque, en el fondo, le conviene que Maduro se queme. Los chavistas del gobierno no gritaban para nada porque simplemente no querían que Diosdado fuese Presidente. El pueblo no tenía interés en la cosa, porque no quiere meterse en rollos constitucionales. Los países amigos y enemigos hablaban de la boca para afuera pero no exigían mucho, porque a nadie le convenía un impasse en Venezuela. Los mercados también hicieron chitton-chitton, para calmar el juego.

Finalmente el TSJ hizo feliz a todo el mundo, aprobando el status quo que todos habían esperado, aprobando la puñalada fatal a la institucionalidad en Venezuela. Murió Santiago Nassar y nadie pudo impedirlo porque, secretamente, todos quedaron contentos. Todos excepto los hermanos Vicario que tuvieron que llevar a cabo el crimen con el que no necesariamente comulgaban.

¿Qué pensarán realmente los hermanos Vicario?

2 comments:

Daniel said...

¿Y quien era Luisa Vicario en tu cuento?

Bruni said...

Jaja, son los hermanos Vicario, Daniel. No se trata de nadie en particular, sino cualquiera que actúe a favor, mais à contrecoeur.