Wednesday, July 25, 2012

Crónica de medio verano


A mi amigo Goyo,
que sabe apreciar las albahacas.


Hoy se perdió un loro por mi casa. No uno cualquiera, sino uno que canta la Marsellesa. Lo sé porque paso todos los días por el parque y hoy, por primera vez, vi varios anuncios de búsqueda con la foto y la explicación pegadas en varios postes. Los avisos indican una recompensa y dicen que no sólo canta la Marsellesa, sino también otras canciones, pero no dice cuáles otras, sólo la Marsellesa.

Yo leí el anuncio con interés, no por los 100$ de recompensa, sino porque se me ocurrían muchas preguntas ¿Cómo se escapó? ¿Cómo fue que aprendió la Marsellesa? ¿Se sabía una sola o todas las estrofas?Y ¿Cómo se atrapa a un loro si acaso uno se da cuenta de que canta la Marsellesa?

Indudablemente que si había que enseñarle algo al loro, La Marsellesa es la mejor canción, a falta de enseñarle El Alma Llanera, claro estamos.

Proseguí mi camino con el perro atado a la cintura. Las pocas personas que pasaban por el parque me observaban con atención. Es inusual, pero es la manera más comoda de pasear a un perro: se pone uno un “canguro” y por el mismo se pasa el haza de la correa, permitiéndonos tener las manos libres. Al principio, mi perro se quedaba sorprendido de tanta libertad y se aprovechaba para halar como le diera la gana, hasta que yo decidí frenarlo con el cuerpo, con lo cual prácticamente me llevaba a rastras y yo aprovechaba para cansarlo a ver si dejaba de halar. Pero de unos días a esta parte, se ha dado cuenta de mi ardid. Entonces, se inventó hacer “vuelvan caras”, como decía Páez, con lo que cuando siente que ya basta de arrastrarme con su cuerpecito, hace una maniobra de media vuelta y se coloca sorprensivamente detrás de mi, haciendo que sea yo la que haga las veces de burrito de Petare.

Seguimos nuestro camino, él adelante y yo atrás, o él atrás y yo halándolo de nuevo hacia adelante, hasta que llegamos al borde de la acera. Allí se paró en seco, me miró con mirada inteligente e interrogatoria y esperó a que yo le hiciera un gesto con la cabeza para pasar la acera y proseguir con el camino. Si alguien lo hubiese visto en ese momento, diría que se trata de un perrito modelo. Éso lo hace desde el día en que le enseñé que, en cualquier circunstancia, está obligado a pedir permiso para cruzar la acera. Lo sorprendente es que lo aprendió sin chistar, pero eso sí, apenas la pasa, se vuelve loquito, halando, esgudriñando y oliendo por todas partes. Otro perro.

La calle está particularmente desierta. Estamos en las “vacaciones de la construcción”, las dos semanas en las que, asombrosamente, por ley, los trabajadores de la construcción de Québec, y, con ellos, todas las industrias subsidiarias, paran el trabajo en el medio del verano, durante dos de las semanas que podrían ser las más productivas del año. Sólo en Québec. Nadie sabe porqué, ni de dónde viene la ley. Son esas cosas así como la frase de la placa del carro “Je me souviens” (yo recuerdo), o el hecho de que todo el mundo se muda el primero de Julio. ¿Quién comenzó la costumbre? ¿Porqué? La pregunta está en la misma categoría que la Marsellesa del loro desaparecido.

Al llegar a la casa le echo un vistazo a mis matas de albahacas. Por primera vez están fuertes, frondosas, dispuestas a darme, durante dos meses, una ración diaria de ensalada caprese. Por primera vez en mi vida, se me dan las albahacas. No fue casualidad, fue el hada del vivero la que me dió la receta. Estaba yo en mi normalmente inútil escogeteo anual de finas hierbas en el vivero del mercado, cuando una de las compradoras se me acercó y comenzó a hablarme sin que yo dijera nada.

La mujer tenía que ser especial porque éso es sumamente raro aquí, donde meterse en la vida de los desconocidos es un tabú de convivencia civilizada. Todo lo contrario que en Venezuela. Recuerdo, por ejemplo, la vez que fui al cementario del Este a visitar después de muchos años en el exterior, la tumba de mi papá. Una vez en la zona apropiada, empecé a leer con atención las inscripciones porque no recordaba exactamente la localización. En eso, otro visitante me gritó finamente, desde lejos

-¿Cuál muerto se le perdió?

Le expliqué que no se me había perdido, era que no me acordaba dónde estaba la tumba...a lo que mi interlocutor me respondió, con no menos discreción

-A ver si lo visita más a menudo!

Pues esta vez, el hada de las alabahacas se me paró a un lado y me preguntó si debía comprarse la mata grandecita a un cierto monto, o el pote con nueve compartimientos que valía la mitad. Yo le dije que no sabía, porque a mi, de todas maneras, nunca se me daban las albahacas.

Élla sonrió y me explicó que hay tres trucos: mucha agua, mucho sol y pellizcarle las flores antes de que salgan y, si quería realmente ser atrevida, había que echarle un poquito de abono de oveja de vez en cuando, cosa que a mi no me pareció demasiado conveniente. Luego me miró fijamente, me indicó que había decidido comprarse el grupo de nueve, para tener nueve lindas plantas al final del verano y se despidió de mi deseeandome buena suerte con las albahacas.

Regresé a casa yo también con un potecito de nueve pequeñas matas de albahacas que fueron plantadas y transplantadas y, desde entonces, cada día, me paro temprano a regarlas y a escudriñar entre las hojas a ver si alguna flor tiene intención de salir, para pincharla.

Y así concluye mi crónica.

Qué viva el verano, los loros que se escapan cantando la Marsellesa, los perriots inteligentes, las hadas madrinas y las matas de albahacas!





2 comments:

José Alvarez-Cornett said...

!Hermosas albahacas! Cierto lo de las flores, hay que quitárselas a menos que uno quiera las semillitas. El problema principal por estos lados es la mosa que pone sus huevos dentro de la hoja y el hongo que entre por el orificio que hace la mosca.
http://fotos.infojardin.com/subiendo-fotos/images/jdv1247448846k.JPG
Pero a las albahacas le da de todo, por allá ten cuidado con la Peronospora spp http://www.cuencarural.com/frutihorticultura/aromaticas/72862-una-nueva-enfermedad-mildiu-de-la-albahaca/
http://www.plantpath.wisc.edu/wivegdis/pdf/2012/Veg%20Crop%20Updates%20Boletin%20No.%206%20Espanol.pdf

Gracias por la dedicatoria.

Bruni said...

Pues después de escribir mi crónica, resulta que le ha caido el escarabajo japonés. Un bicho que se está comiendo mi albahaca! Al parecer la sequedad este año ha sido particularmente propicia en Quebec...